jueves, 8 de mayo de 2008

Cadáver exquisito # 1

Ese día llovió sin parar, de todas las formas que pueden llover.

Salió corriendo, estaban por todos lados, se movían, me miraban

y de la nada apareció un manatí de saturno,

metió los pies en el lodo,

es como un circulo vicioso, siempre se vuelve al mismo punto.

Mi mano morada y dura, los ladrillos anaranjados.

El cielo se oscureció y las ardillas salieron a ver,

los perros miraban la luna y movían la cola,

y su corazón latía cada vez más fuerte, ya no podía pensar.

La poceta blanca era más bonita que ella,

sin embargo, levemente, escupió a su padre por haberle puesto ese nombre;

el mundo gira y yo pensaba en él.

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