sábado, 10 de mayo de 2008

Cadáver exquisito # 3

Se sentó y recordó su infancia, se asomó una sonrisa en su rostro,

como fume ese día , quería un beso, de él.

A la vuelta de la esquina se encontraba un anciano moribundo,

cuando me levanté me di cuenta que tenía un pizza en el culo,

ahí grito, nadie lo pudo callar, estaba molesto;

no me parece que haya hecho eso.

Y felizmente la cama conservó sus cuatros patas.

Muchos creyeron que estaba muerto, pero de pronto abrió los ojos y mordió sus dedos,

el techo comenzó a desplomarse,

en la espera, el celular rojo titilaba, como un faro titila en la orilla del mar,

el olor a pescado era desagradable, tenía hambre,

me pregunto ¿Cómo me gustaba?

quería estar sola, estaba cansada de los ruidos de la ciudad,

las ganas, como me tientan hoy día.

Y es que así, la ignorancia es una bendición.

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