Susurros iban y venían, la brisa silbaba como Juan Luis Guerra.
-Te extraño, te extraño, en fin… ya no estás, olvídame.
Y ahí fue cuando me dijo: “la gente de los ojos verdes ve todo mas oscuro”
-C`est la bon, dije.
No y no, nunca aceptaré lo que es, el siempre será mío.
Basta de rodeos y excusas, la cama es el destino final de la noche.
¿Quién duda de mi?,
me lo comí todo, era yo quien necesitaba chocolate.
El bombillo de mi cuarto exploto y ¡JAH!
¿Para qué un gusto si voy a morir?, prefiero recuerdos que alimenten el alma y me lleven al cielo.
Me canse de solo admirar su cuerpo. Arriesgue todo y me atreví a tocarlo,
tengo que decírtelo ahora o moriré de tristeza,
la nostalgia es mal educada.
Así quede, desnuda, sin ninguna respuesta de él.
No me des un respiro, déjame un aliento, y, al menos, regálame tu aroma que me da vida.
El sexo, el sexo fue fabuloso, pero la necesidad de algo más es imperante.
Le dije: acércate, yo no como.
¿Cómo llegue hasta aqui?, no me di cuenta,
una mirada torpe y fugaz me cautivó,
así feliz me voy, hice lo que pude y me llevo lo que me toca.
Un último orgasmo, igual al de anoche es lo único que pido.
Tengo ganas de calentarme, voy a prender la chimenea,
definitivamente luego de todo esto necesito un psicólogo.
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